Comer sano, invertir en salud

28/05/2022

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la nutrición como “la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo”. Según los datos que maneja esta institución, un tercio de los habitantes del mundo está afectado por al menos una forma de malnutrición. Sin embargo, a pesar de la extendida creencia de que la desnutrición por escasez de alimentos es el único mal que aqueja a nuestra sociedad, más del 40% de todos los hombres y mujeres (2.200 millones de personas) presenta sobrepeso u obesidad, a la vez que, por lo menos, 8 millones de muertes anuales guardan relación con una dieta inadecuada.

Esto implica que el acto de comer no es suficiente para considerar que una persona está bien o mal nutrida. Para llevar una alimentación saludable hay que tener en cuenta los alimentos que escogemos, la cantidad de cada uno de ellos, su frecuencia de consumo y también los hábitos que tenemos a la hora de consumirlos, sin olvidar la actividad física que realicemos.

En otras palabras: nutrirse no consiste únicamente en alimentarse; es preciso un equilibrio entre la calidad y la cantidad de los alimentos que ingerimos en relación con las necesidades particulares de nuestro cuerpo, la manera de consumirlos y de la actividad física que realicemos. Tan preciso como que esta diferencia cale entre los consumidores y se logre un cambio de conciencia, reto este que desde hace años acometen como prioritario los diferentes organismos enfocados a la salud y la alimentación.

De acuerdo con los datos de la encuesta realizada por la Mesa de Participación de Asociaciones de Consumidores (MPAC) en 2021, un 20% de la población española no sabe si sus costumbres alimentarias son saludables y un 11% asume que no lo son. Las cifras no varían excesivamente con respecto al año 2020 y, de hecho, el dato de los que consideran que sus hábitos sí son saludables ha ido decreciendo desde 2016. Esto sin contar que, habitualmente, nuestra percepción es mucho ‘más optimista’ que la situación que la realidad refleja, que no es otra que un alejamiento evidente de nuestra famosa dieta mediterránea, sustituida paulatinamente por una más globalizada.

La Encuesta de la MPAC arroja más datos relevantes. Los consumidores consideran que los principales factores para tener una alimentación saludable son beber agua, consumir fruta y verdura todos los días y comer variado. Casi ocho de cada diez encuestados dicen beber agua a diario en cantidad suficiente, el 55% afirma consumir fruta y verduras todos los días y el 48% asegura que come variado y evita el exceso de azúcares y grasas saturadas. Se aprecia un aumento en la frecuencia del consumo de carne, charcutería y alimentos industriales, pero también de pescado fresco y de fruta y verdura. Un porcentaje que ha pasado del 44% en 2017 que afirmaba consumirlos a diario al 80% en 2021. Todo esto nos deja una fotografía muy precisa: estamos bien orientados, pero todavía queda mucho camino y afianzar nuestros hábitos.

En acción por la nutrición

En la Cumbre Nutrición para el Crecimiento, celebrada en Tokio en diciembre de 2021, la OMS anunció seis nuevos compromisos para avanzar hacia las metas de nutrición fijadas para 2025. Cabe recordar que durante la pandemia, o debido a ella, los avances en este sentido se ralentizaron, aunque bien es cierto que actualmente vuelve a impulsarse con más ahínco. Los compromisos se basan en:

  • Extender las iniciativas de prevención y atención del sobrepeso y la obesidad;
  • Promover las dietas seguras y saludables;
  • Apoyar a los países en la lucha contra la malnutrición aguda;
  • Acelerar el trabajo de reducción de la anemia;
  • Aplicar medidas que promuevan y apoyen la lactancia materna.
  • Fortalecer los sistemas de datos sobre nutrición, el buen uso de éstos.

Dentro de nuestras fronteras como país desarrollado –aunque sin olvidar la ya mencionada escasez de alimentos que también nos afecta-, los esfuerzos de diferentes organizaciones, tanto institucionales como iniciativas privadas, se encaminan a la educación nutricional de la población.

Precisamente y desde hace casi dos décadas, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) organiza, en colaboración con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el Día Nacional de la Nutrición (DNN) que se celebra el 28 de mayo. Así, a lo largo de estos años, han dedicado dicha fecha a concienciar a la población sobre gran diversidad de temas alimentarios. Entre ellos, por ejemplo:

  • La consulta del etiquetado de los alimentos,
  • El fomento del ejercicio físico,
  • La importancia de la educación alimentaria desde la infancia,
  • La nutrición durante el embarazo y la lactancia y en la vejez o la obesidad infantil.

O, también, la relevancia de la hidratación y de comer frutas, verduras, legumbres, lácteos y cereales, y, como no, la incidencia favorable de la dieta mediterránea para la salud.

A poco más de seis meses de que acabe el año, el objetivo de FESNAD y AESAN para 2022 es potenciar el consumo de pescado y productos del mar, especialmente entre la población infanto-juvenil que, año tras año, se distancia de esta recomendación clave para nuestra salud. Nos queda, por tanto, prácticamente medio año para saber si hemos sido capaces de revertir esta situación y de situar la salud en el centro de nuestras decisiones en materia de alimentación. Seis meses, o algo más, en que desde la MPAC seguiremos analizando los cambios que puedan producirse en nuestros hábitos de alimentación y en los que, a través de nuestra encuesta, podremos detectar la efectividad de estas campañas y, nuevamente, las luces y sombras que hay no en torno a estas campañas sino a la relación que, como consumidores, mantenemos con nuestra nutrición y, en definitiva, con el cuidado y vigilancia de nuestra salud.