Consumidores socialmente responsables

02/03/2020

Nuestras decisiones son importantes, con un pequeño esfuerzo podemos hacer mucho para cuidar el planeta

Las políticas medioambientales han copado en los últimos tiempos los medios de comunicación, los recursos y esfuerzos de Administraciones y sector público, y se ha instalado en las conversaciones de la ciudadanía, llegando poco a poco al día a día de los consumidores, de una u otra manera, con mayor o menor intensidad. Sin embargo, no es algo nuevo.

Por contextualizar previamente, es interesante recordar que desde los primeros estudios sobre el cambio climático realizados a finales de 1890 por el científico americano Samuel Pierpont Langley, hasta los años 80 del siglo SXX se ha avanzado hacia un consenso mundial sobre la materia. En junio de 1988 James Hansen hizo una de las primeras evaluaciones de que el calentamiento causado por el hombre ya había afectado considerablemente el clima global. Poco después la «Conferencia Mundial sobre la Atmósfera Cambiante: Implicaciones para la Seguridad Global» reunió a cientos de científicos y a otras personas interesadas en Toronto. La conferencia concluyó afirmando que los cambios en la atmósfera debido a la contaminación humana «representan una amenaza importante para la seguridad internacional y están teniendo ya consecuencias dañinas sobre muchas partes del globo terráqueo».

Es por tanto en los años 90 del siglo XX cuando la conciencia climática se empieza a fraguar a nivel global. Diversos acontecimientos de gran calado internacional a nivel social, económico y bélico postergan la toma de decisiones. Ya en el siglo XXI las naciones empiezan a tomar medidas de calado con carácter progresivo, fijando horizontes de actuación. Y así llegamos al presente, donde estamos muy cerca del punto de inflexión. Tenemos los medios, trabajamos en los avances, hay un consenso mayoritario, y la propia sociedad lo demanda. Pero realmente, ¿qué sabemos? ¿qué hacemos para contribuir a un medio ambiente más sostenible?

Resultados de la encuesta Hábitos de Comprar y Consumo elaborada por la MPAC

El 14 de Noviembre del pasado año la MPAC presentaba los resultados de su Encuesta de Hábitos de Compra y Consumo 2019 y, conscientes de los cambios sociales y de las nuevas inquietudes que los consumidores vienen mostrando, se incluyeron nuevas preguntas sobre cuestiones de responsabilidad social, reciclaje y medio ambiente. Entre los datos a destacar podemos mencionar la importancia de la formación. Descubrimos que cuanto mayor era el nivel formativo de los encuestados, mayor era su nivel de implicación en tareas de reciclaje y economía circular, lo que nos hace pensar en la necesidad de hacer mucho más accesibles las campañas de formación en esta materia.

También llamaba la atención comprobar cómo los mayores eran el grupo de población que menos se preocupa en las tareas de separar residuos para favorecer su reciclaje. En este sector de la población no solo es interesante formar, sino facilitar la accesibilidad a soluciones para estas tareas, buscando la implicación de sectores públicos y privados. En muchas ocasiones, lamentablemente, la poca disponibilidad de contenedores cercanos, la falta de espacio en el hogar para situar cubos diferentes, etc, desincentivan a los más mayores y a las familias en general para acometer estas tareas. No obstante, las perspectivas son alentadoras ya que solo el 3% de los encuestados declaraba no hacer nada para reciclar sus residuos.

Pese a todo el margen de mejora es amplísimo. Aún hay grandes sectores de población que desconocen ciertos conceptos, como por ejemplo” huella ecológica”, que solo resultó ser conocida por el 58% de las personas encuestadas. Son las nuevas generaciones, las que más conocimiento tienen sobre estas cuestiones y más concienciados se muestran, lo que nos da a entender que los aprendizajes que puedan haberse adquirido, son de enorme efectividad.

Si bien es cierto que la preocupación medioambiental es creciente, sin embargo, en general, si sacamos de la ecuación a los encuestados más jóvenes, y a los de mayor preparación académica, el conocimiento sobre la materia es escaso, lo que puede estar limitando las posibilidades de actuación de los consumidores a la hora de contribuir.

El problema, que puede tener algo perdidos a muchos consumidores, es el carácter transversal de la materia Medioambiental, que afecta a una enorme cantidad de factores, sectores, acciones, etc… Por ello quizá sería muy importante tratar de simplificar conceptos de manera que el consumidor pueda ir escalando en complejidad y compromiso, a la vez que se motiva y se conciencia, de modo que no se convierta únicamente en una actividad o actitud obligatoria, taxativa o impuesta, sino elegida libremente. Así, de esta manera la visión escéptica o gravosa que el consumidor pueda tener queda descartada.

Por ello antes de continuar, expliquemos conceptos básicos, que nos ayudaran a entender la cantidad de información que hoy nos está llegando:

1.- Economía circular: diseñar productos y servicios con las materias primas adecuadas de tal forma que estas puedan estar en el ciclo el mayor tiempo posible y así minimizar el desperdicio.

2.- Residuo: material que se ha usado y llega al fin de su vida útil (basura), pero que si es separado y tratado adecuadamente vuelve a la naturaleza o se reutiliza.

3.- Separación: proceso de clasificación de los residuos para facilitar su tratamiento y evitar que se convierta en desperdicio.

4.- Desperdicio: residuo que ya no tiene utilidad porque no hay tratamiento hoy en día o porque lo hemos separado mal.

5.- Reutilizable: diseñado para varios ciclos de uso hasta el fin de su vida útil.

6.- Reciclable: fabricado con un material que permite recuperarse y tras ser procesadas se utilizan de nuevo como materia prima.

7.- Compostable: fabricado con un material que permite recuperarse y que tras un proceso de degradación por microorganismos se puede usar como compost.

8.- Energía de fuentes renovables: eliminación de los combustibles fósiles para producir el producto, reutilizar y reciclar.

9.- La eco-concepción: considera los impactos medioambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto y los integra desde su concepción.

Debemos fomentar, apoyar, impulsar y poner en valor iniciativas enfocadas a facilitar el acceso de los consumidores a la participación                en   políticas medioambientales de manera activa (reciclando, separando, etc…) o pasiva (informando de que determinados productos que compra son ecofriendly, reciclados, reciclables, etc…).

Pero también es muy importante señalar que, al igual que pasa en otros ámbitos, cualquier cuestión, llevada al extremo puede suponer efectos perniciosos. Debemos informar a los consumidores que en ocasiones el uso de determinados productos o materiales, son la solución más adecuada para el propio producto, y para el consumidor, bien para garantizar la seguridad alimentaria del producto, o bien por cuestiones higiénicas, de conservación. Hasta que no haya avances técnicos que permitan unos nuevos formatos, hemos de convivir con ello. No debemos olvidar que, en ocasiones, la conciencia ambiental puede chocar con otras cuestiones importantes como la salud, el desperdicio alimentario, y la accesibilidad económica.

Por ello, se trata de una tarea que debemos acometer entre todos. Todos los eslabones de la cadena debemos contribuir a la sostenibilidad del mercado, produciendo y distribuyendo de un modo sostenible, comprando de manera responsable, y reciclando de manera eficiente.

Sin duda alguna estamos a tiempo de revertir muchos de los hábitos que nos han llevado a la situación de alarma y preocupación actual, y aunque sea poco a poco, pero de manera progresiva debemos ir adaptando nuestros hábitos a los que nos marcan las evidencias científicas, no tratando de cambiarlos de un día para otro pero si ir haciendo camino. Ejemplo de ello, es el PLÁSTICO, y tenemos el reto de reducir su uso cuando sea innecesario y de separar de forma adecuada el residuo que se genera tras su uso, para evitar que se convierta en un desperdicio.

Por ello desde la Mesa de Participación, tras acercarnos a conocer el perfil de las personas consumidoras en España queremos paso seguido coadyuvar y ayudar a la ciudadanía a iniciar ese camino y darle velocidad, siendo conscientes de que el cambio empieza en el hogar, en las empresas, en los campos…y todos somos responsables del estado de salud, del respeto y del cuidado hacia nuestro medio ambiente. Esto es responsabilidad de todos:

Empresas – Administraciones – Consumidores.

En conclusión, “Nuestras decisiones son importantes, con un pequeño esfuerzo podemos hacer mucho. Si separamos correctamente los residuos, estos se pueden reciclar y ser utilizados de nuevo.

Juntos podemos construir y fomentar una ECONOMIA CIRCULAR”

En este enlace podrás descárgate un díptico resumen en el que encontrarás ayuda a la hora de SEPARAR correctamente los residuos para poder RECICLARLOS. (D:\Diptico_Consumidores_Reciclaje.pdf)