Decálogo MPAC 2025: 10 años de evolución de las personas consumidoras
En los últimos 10 años desde la MPAC hemos ido indagando y analizando la evolución y tendencias de los consumidores en los diferentes entornos y situaciones vividos en esta década – algunas positivas como la multicanalidad o la omnicanalidad- y otras negativas -como la pandemia, la crisis, tensiones inflacionistas, guerras, sequías o el encarecimiento de materias primas- y podemos ver cuánto hemos cambiado y evolucionado en aspectos como los que pasamos a reconsiderar en este Decálogo:
1. Los ingredientes del éxito: Cercanía, calidad y precio
En la última década, los consumidores han demostrado una gran capacidad de adaptación frente a las circunstancias cambiantes de la economía y las nuevas formas de consumo. A pesar de los desafíos, los consumidores buscan en sus compras tres factores fundamentales: cercanía, calidad y precio. La pandemia aceleró la adopción del comercio online en alimentación, estableciendo una tendencia que, aunque crece, necesita ser consolidada para lograr la confianza plena de los consumidores. Además, aunque los consumidores han encontrado alternativas eficientes, el comercio local y los mercados tradicionales han visto retrocesos en popularidad frente a las opciones que les resulten más convenientes y digitales. La clave para los vendedores y fabricantes está en entender el orden de prioridades del consumidor en cada contexto y ajustarse a sus preferencias.
2. Nuevas tendencias: Alimentos ecológicos, alérgenos, biológicos, orgánicos
Durante estos diez años, se ha incrementado la demanda de alimentos más saludables, ecológicos y orgánicos. Al mismo tiempo, las alergias e intolerancias alimentarias se han vuelto cada vez más comunes, obligando a la industria a mejorar el etiquetado para facilitar la identificación de alérgenos. Sin embargo, la falta de información clara y la influencia de modas y desinformación siguen dificultando decisiones informadas. Para mejorar la seguridad de quienes enfrentan estas intolerancias, es esencial reforzar las campañas educativas que enseñen a leer etiquetas y reconocer los riesgos de contaminación cruzada, ayudando a los consumidores a lograr una dieta segura y equilibrada.
3. Innovación: Sano y barato… pero también sostenible
La variedad de opciones para realizar la compra, tanto física como online, ha dado lugar a la omnicanalidad, que permite adaptarse a diferentes necesidades y estilos de vida. Aunque la innovación ha impulsado opciones de compra más cómodas, muchos consumidores aún prefieren productos saludables y asequibles, sin saber necesariamente que la sostenibilidad y otros factores también han mejorado en la producción. En general, la sostenibilidad sigue siendo un valor apreciado, aunque los altos costos de algunos productos sostenibles limitan su accesibilidad. Informar a los consumidores sobre los avances en sostenibilidad podría mejorar su percepción y fomentar la preferencia por opciones más responsables.
4. Defensa de los consumidores: Hablando se entiende la gente
La relación entre consumidores y el sector alimentario ha sido en su mayoría fluida y colaborativa. Cuando surgen problemas, estos suelen resolverse de manera rápida y directa. En general, las disputas mayores son escasas gracias a la gran regulación en el sector y la predisposición de las partes a cooperar. Así, el sistema de resolución de conflictos se reserva para casos más complejos, mientras los consumidores pueden confiar en que se respetan sus derechos. Esta dinámica saludable permite que tanto consumidores como distribuidores compartan intereses en mantener altos estándares de calidad y seguridad en los productos que se consumen.
5. Digitalización y venta online: Sin prisa, pero sin pausa
La pandemia impulsó el crecimiento de las compras online en alimentación, y aunque el interés ha disminuido ligeramente, el canal digital sigue consolidándose, especialmente entre los más jóvenes. La tecnología permite ahora hacer la compra con una variedad de opciones que abarcan desde la recogida en tienda hasta la entrega a domicilio. Los consumidores mayores, sin embargo, aún prefieren los canales físicos, y el proceso de adaptación generacional es progresivo. El reto está en facilitar que todas las generaciones adopten las tecnologías digitales de manera sencilla y eficiente, con herramientas accesibles y diseñadas para su comodidad.
6. Fake news: La cara peligrosa de la digitalización
La era digital también ha traído consigo el problema de la desinformación, con la proliferación de fake news que afectan muy especialmente al sector alimentario y la percepción de los consumidores sobre la seguridad y salud de los productos. Esto genera un entorno de confusión donde es fácil dudar de la información disponible. En este contexto, el reto está en fortalecer la educación del consumidor para ayudarlo a identificar información fiable. Las plataformas de verificación y las campañas de concienciación se presentan como soluciones clave para combatir este fenómeno y proteger a los consumidores.
7. Etiquetado: Necesitamos un cambio
Aunque el etiquetado sigue siendo una de las principales fuentes de información para los consumidores, en los últimos diez años no ha avanzado lo suficiente. Las tecnologías actuales podrían facilitar un etiquetado más claro y accesible que respondiera mejor a las necesidades del consumidor. Una normativa más completa y complementada con herramientas digitales permitiría simplificar la comunicación de aspectos esenciales como la sostenibilidad, el origen y los ingredientes, haciendo la experiencia de compra más segura e informada.
8. Alimentación saludable: Mejor de lo que cabría esperar, peor de lo que debería ser
El consumidor español ha incrementado su conciencia sobre la importancia de una alimentación saludable. Sin embargo, factores como la crisis económica y las circunstancias personales dificultan a algunos mantener una dieta equilibrada. Las campañas de educación sobre nutrición han logrado concienciar a la población, pero es necesario seguir avanzando en políticas y medidas que permitan a todos los ciudadanos acceder a alimentos saludables y sostenibles. La realidad económica influye en el acceso y en la implementación de los conocimientos adquiridos, haciendo esencial un esfuerzo conjunto para facilitar estos hábitos.
9. Sostenibilidad (RSE): Somos una sociedad solidaria
Los consumidores españoles muestran una notable sensibilidad hacia la sostenibilidad y la responsabilidad social, aunque su compromiso está condicionado por factores económicos. El interés por apoyar productos sostenibles se incrementa en tiempos de bonanza, pero en momentos de crisis, el precio pasa a ser el factor decisivo. La transición hacia una economía circular y el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU representan un desafío adicional, que debe ser abordado con incentivos claros y accesibles para los consumidores.
10. Reciclaje: Queremos un planeta sano
La sociedad española ha demostrado un alto nivel de compromiso con el reciclaje y la sostenibilidad, aunque a menudo siente una “fatiga normativa” debido a las numerosas regulaciones, tasas y obligaciones en este sentido. A pesar de ello, los consumidores se esfuerzan por hacer su parte en el reciclaje y el manejo de residuos. Para mantener su motivación, es importante comunicar los avances positivos en esta área, promoviendo una participación activa y colaborativa donde tanto consumidores como entidades y gobiernos trabajen juntos hacia un entorno más sostenible.
Consulta aquí la Encuesta de Compra y Hábitos de Consumo de 2024 de la MPAC.