Educación alimentaria: Las enseñanzas de hoy contra las enfermedades del mañana
La educación es un factor crucial en todos los ámbitos de la existencia humana y la alimentación no es ninguna excepción. Hace ya varias décadas que se pone especial cuidado en los hábitos alimenticios, sobre todo en lo referente a niños y adolescentes. Está comprobado que una buena educación alimentaria, es decir, el proceso por el cual se proporciona a las personas conocimientos, habilidades y conciencia sobre la alimentación y la nutrición, promueve unos hábitos alimenticios saludables y una toma de decisiones informadas sobre la propia dieta. En España 4 de cada 10 menores tienen exceso de peso y las cifras en toda Europa se han triplicado en las últimas cuatro décadas.
Estas enseñanzas no se limitan a reconocer el grado de salubridad de los alimentos, sino que abarcan otros asuntos complementarios como la preparación de los alimentos, la planificación de las comidas, la interpretación de las etiquetas nutricionales y la comprensión de las necesidades nutricionales individuales. ¿Y cuál es el objetivo de todo esto? Pues básicamente formar a ciudadanos y ciudadanas para que sepan tomar decisiones conscientes sobre su alimentación y estilos de vida, primando la salud y previniendo enfermedades derivadas de la dieta. Tal y como desarrollamos en otros artículos, las ‘decisiones conscientes’ incluyen asuntos como valorar la importancia de una dieta equilibrada, la variedad de alimentos, la moderación en el consumo, la hidratación necesaria y otros muchos aspectos nutricionales.
De hecho, la Academia Española de Nutrición y Dietética, identifica varios “beneficios de la involucración directa en la preparación de alimentos y de la educación en habilidades culinarias en niños, adolescentes y adultos”:
- La mejora en las conductas, actitudes y creencias alimentarias
- La mejora de las habilidades culinarias
- El incremento del conocimiento en temas alimentarios y nutricionales
- El incremento del consumo de frutas, verduras o de ambos
- El incremento de la confianza a la hora de cocinar
- La influencia positiva en las elecciones dietéticas
- La prevención de la obesidad infantil
- El incremento de la tendencia a probar nuevos alimentos.
Actualmente, esta clase de campañas o esfuerzos educativos para contrarrestar el consumo acelerado y compulsivo, tiene lugar sobre todo en escuelas, lugares de trabajo, servicios de atención médica y otras instituciones privadas o públicas dedicadas a la revalorización alimentaria. Y existen múltiples estrategias para difundir mensajes clave sobre la importancia de una alimentación equilibrada y sus beneficios para la salud: programas educativos; talleres y charlas; recursos multimedia (apps para móviles o sitios web interactivos); eventos culinarios y/o comunitarios como ferias de productores y agricultores, ferias de salud o festivales gastronómicos; consejos y el asesoramiento de profesionales de la salud; o campañas de concienciación en medios de comunicación, redes sociales y otros canales.
De casa y de fuera
En España, hay dos instituciones fundamentales para el fomento de los hábitos alimenticios saludables; el Ministerio de Derechos sociales, Consumo y Agenda 2030 y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Con este objetivo, ambas programan y financian iniciativas, puntuales o permanentes, en todos los ámbitos de la sociedad.
Una de las más longevas en este sentido es la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad, Estrategia NAOS, que, “siguiendo la línea de las políticas marcadas por los organismos sanitarios internacionales (OMS, Unión Europea…), tiene como meta invertir la tendencia de la prevalencia de la obesidad mediante el fomento de una alimentación saludable y de la práctica de la actividad física y, con ello, reducir sustancialmente las altas tasas de morbilidad y mortalidad atribuibles a las enfermedades no transmisibles”.
A través de esta estrategia, y desde 2005, el gobierno español desarrolla acciones o intervenciones en base a la evidencia científica, y en sinergia y Colaboración con todos los sectores y agentes de la sociedad tanto públicos como privados. En el año 2011, la Estrategia NAOS fue consolidada e impulsada por la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición. Su lema es ¡Come sano y muévete!, como binomio inseparable para conseguir un cambio en nuestros estilos de vida.
Siendo esta una muy buena opción, también hay en nuestro país quien pide más avances en este campo. Es el caso de Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas de España, que lleva años reclamando la introducción en el sistema educativo de una asignatura obligatoria sobre nutrición y estilo de vida saludable. No en vano, los niños españoles presentan uno de los mayores índices de sobrepeso de Europa. Otros países europeos donde la educación alimentaria en la escuela es obligatoria son Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, República Checa, Dinamarca y Estonia. Además, en la mayoría de países europeos existe una asignatura llamada Home Economics, que podría traducirse por ‘economía doméstica’ y que enseña a gestionar el hogar e incluye conocimientos sobre alimentación, jardinería y fontanería. También reconocidas figuras, como el cardiólogo Valentín Fuster o el chef Ferran Adrià, han apostado por esta vía para enseñar a comer saludablemente a los niños.
Fuera de nuestro entorno más cercano el ejemplo de Japón es paradigmático. Desde 2005 la proporción de niños con sobrepeso ha bajado un 20% gracias a un programa llamado Shokuiku, que podría traducirse como “educación alimentaria”. Allí los alumnos se encargan de repartir las raciones y, por tanto, deben medir bien las proporciones y ser equitativos. Además, en las aulas se fomenta el consumo de productos locales y la reducción de los desperdicios.
Para concluir en positivo, cabe destacar que la primera escuela de educación alimentaria del mundo ha salido de España. Y es que, a pesar del largo camino que aún queda por recorrer, nuestro país se ha desmarcado con Dieta Perfecta Mediterránea (DPM), la primera escuela de educación alimentaria en el mundo que ha propuesto un módulo de formación profesional a nivel europeo (VET), un proyecto formativo “con un nuevo enfoque que llama la atención sobre la psicoactividad del azúcar, profundizando y transmitiendo la idoneidad de la dieta mediterránea, la dieta más sostenible y elevada por la Unesco a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, según explica Patricia Holguín, fundadora de DPM.
Así pues, y aunque algo más retrasados que algunos de los países desarrollados, parece que la sociedad española empieza a tener conciencia de lo que nos jugamos con los hábitos alimenticios, de que la alimentación, la alimentación sana, sí importa. Y si empezamos a estar ya concienciados, si disponemos de la mejor herramienta, nuestra dieta mediterránea, y si tenemos las ganas suficientes, disponemos de los mejores mimbres para revertir la situación actual y ser capaces de convertir un riesgo, ya presente, en una clara oportunidad. Porque ya a nadie se le escapa que el conocimiento es poder. Y en lo que a la alimentación se refiere, el conocimiento nos dicta que las enseñanzas de hoy en nutrición, son la mejor receta para prevenir enfermedades futuras y para garantizar una vida, en general, mucho más sana y completa.