Genética y alimentación

01/01/1970

» Hoy entrado ya el Siglo XXI, todo lo relacionado con la genética, nos sigue pareciendo Ciencia Ficción, y nos sigue generando, cuanto menos reparo.  «

Cuestiones básicas

Cada vez que estos dos términos aparecen en la misma frase, tendemos a ponernos a la defensiva. Hoy entrado ya el Siglo XXI, todo lo relacionado con la genética, nos sigue pareciendo Ciencia Ficción, y nos sigue generando, algunos interrogantes.

Con los datos históricos en la mano, podemos considerar a Gregor Johann Mendel, el padre de la ciencia genética. Lo que nos remonta al Siglo XIX. Pero pese a lo que podamos creer, el ser humano lleva utilizando técnicas de selección genética e hibridación desde que abandonó el sedentarismo. En ese momento, el ser humano, nosotros, como especie, decidimos que la producción de nuestros cultivos y nuestros rebaños, debía ser lo más eficiente posible. Por ese motivo, en cada cosecha se seleccionaban los mejores granos para plantar la siguiente. Se hibridaban especies mediante injertos, para conseguir más producción, más veces al año, y con más resistencia al clima. Se seleccionaban los frutos de mayor calidad para plantar, e incluso hemos estado creando variedades y frutos que a la naturaleza no se le habían ocurrido, mediante injertos. En nada se parece el primer grano de trigo que el primer agricultor recogió, al trigo actual. Sin embargo, algo tiene el término “genético” que sigue generando algunas dudas y polémicas. Y más, en lo relacionado con los alimentos. Y ello, a pesar de que todos, a diario, seguramente consumimos alimentos que de una u otra manera han pasado por un proceso de manipulación genética.

Que podemos encontrarnos hoy

En estos dos siglos, hemos aprendido muchas cosas y ha habido sorprendentes avances. De entre todos, los aplicables a la alimentación, han generado casi tanta polémica como los aplicados a otras ciencias como la medicina. En algunos casos más por una cuestión ideológica que de seguridad alimentaria. Repasemos los más importantes:

Transgénicos

Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas.

Bien, y ¿qué es un organismo modificado mediante ingeniería genética? Pues según AECOSAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria): Organismo modificado genéticamente (OMG)” es el organismo, con excepción de los seres humanos, cuyo material genético haya sido modificado de una manera que no se produce naturalmente en el apareamiento ni en la recombinación natural.”

Por tanto, los transgénicos, son Alimentos Modificados Genéticamente que contienen o están compuestos por OMG o han sido producidos a partir de ellos. Y poco a poco se está yendo más allá consiguiendo incluir características adicionales, como por ejemplo una mejora en el perfil de ácidos grasos de determinados alimentos.

Entonces a priori, ¿es seguro su consumo?

Todos los alimentos cuya comercialización se inicia en la Unión Europea son sometidos a duras evaluaciones que garantizan que su consumo es seguro. Los análisis de los OMGs son mucho más exhaustivos que el del resto de alimentos convencionales. También los alimentos modificados genéticamente están sujetos a una evaluación de seguridad alimentaria antes de ser comercializados.

Por un lado, como alimentos, debe garantizarse que:

  • No tienen efectos negativos sobre la salud
  • No inducen a error al
  • No se diferencian de los alimentos que están destinados a sustituir de tal manera que su consumo normal resulte desventajoso desde el punto de vista nutricional para los

Estas condiciones son comunes a todo tipo de alimentos cuya comercialización se quiera iniciar en la Unión Europea. Por otro lado, como organismos modificados genéticamente, deben someterse a la evaluación de los requisitos de seguridad medioambiental.

A la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) le corresponde emitir un dictamen y un informe en el que se describe la evaluación efectuada del alimento y que servirá de apoyo a la Comisión y a las autoridades competentes de los Estados miembros para decidir si se autoriza o deniega la comercialización del Organismo Modificado Genéticamente.

¿Cuál es la polémica entonces?

La polémica viene por dos vías principales:

  1. La falta de información y de formación sobre estos productos pese a su etiquetado
  2. Las inmensas posibilidades que ofrece la modificación genética de alimentos para cuestiones complejas.

El primer motivo es obvio. Pese a que hay una normativa y un etiquetado, el consumidor, en su mayoría, no se fija en este punto, o no repara en ello, o simplemente no sabe de qué se trata. Si tomamos como referencia la Encuesta de la MPAC sobre Hábitos de consumo, realizada en 2016, nos encontramos con el 36% de los encuestados no se fía de los alimentos transgénicos, y el 34% no sabe si en su cesta de la compra hay o no transgénicos. Solo el 10% es consciente de que de modo directo o indirecto en su cesta de la compra hay alimentos modificados genéticamente.

Detengámonos en el segundo punto. La posibilidad de manipular casi a nuestro antojo los genes de un alimento, abre un abanico de posibilidades fastuoso pero inquietante para muchos. Es viable crear plantas de consumo humano resistente a las plagas, o a entornos desfavorables, o que necesiten menos recursos. Con ello se conseguirían efectos utópicos como frenar o incluso acabar con el hambre en el mundo, y emplear menos pesticidas, químicos y agua en su cultivo. Pero por otro, podrían tener un impacto incalculable en el equilibrio natural de la fauna y la flora, o en el mantenimiento de la biodiversidad, además de las dudas planteadas sobre si los efectos de esas modificaciones podrían esconder otros problemas para su consumo. Podrían ser tan fuertes que se consolidasen como una plaga en el territorio, por una mera contaminación por aire. Es decir que las semillas se fueran propagando más allá de la plantación con demasiado éxito, y perjudicar a otras variedades, o a otras plantas, e incluso animales, todo ello como se puede ver nos sigue generando muchos interrogantes, que por supuesto los científicos, con la independencia por bandera, deben ir resolviendo.

Por tanto, podríamos establecer dos niveles (siendo conscientes de que habría muchos más con un informe en profundidad).

  • El nivel básico, sería el de aquellos alimentos modificados para mejorar la experiencia del consumidor, e incluso abaratar costes de producción y conseguir con ello una mejora del
  • El segundo nivel, el nivel complejo, sería el de aquellos alimentos modificados para una mejora de la competitividad

En el primer caso, lo que se busca es una selección acelerada del producto. Es decir, lo que haría un agricultor durante años, reducirlo al mínimo lapso de tiempo.

La segunda opción va más orientada a forzar una adaptación de un producto. Esto es, lo que el producto tardaría milenios en conseguir, si es que finalmente fuese capaz, no solo se reduce al mínimo, sino que se consigue la adaptación, aunque a que tal vez en una evolución natural, jamás se hubiera llegado a ello. Y ni si quiera generaciones de agricultores hubieran conseguido que proliferasen esas características en ese producto, por ser incompatible con el clima, el terreno, o las plagas de la zona… o incluso tener un mejor perfil nutricional. Quizá este segundo nivel, como lo hemos denominado, es el que más pueda preocupar al consumidor. Sobre todo porque que hace falta mayor investigación e información, y porque puede suscitar una serie de dudas sobre los efectos a largo plazo, sobre posibles efectos adversos, más allá de cuestiones medioambientales o éticas.

Genética y trazabilidad

Pero la ciencia Genética, como hemos comentado, ha sido aplicada y desarrollada para multitud de disciplinas, que luego han resultado útiles para otras. En el caso de la Seguridad Alimentaria, nos encontramos que la genética tiene enormes posibilidades, no solo para mejorar o modificar alimentos, sino para identificarlos. La citada cuestión podría ser de enorme utilidad de cara a la trazabilidad e identificación de un producto, con una precisión sorprendente. Tengamos en cuenta, que disciplinas como antropología, arqueología, y paleontología, utilizan técnicas genéticas, para clasificar restos con miles de años de antigüedad, identificar la especie, el grupo, e incluso rasgos concretos del individuo que de otro modo sería imposible adivinar. De igual modo, los zoólogos, y biólogos, mediante análisis genético de un individuo, pueden llegar a precisar incluso su lugar exacto de procedencia y el de su estirpe.

La creación de un sistema de trazabilidad basado en la genética del alimento (plantas, peces, animales, y demás alimentos y derivados, que contienen ADN) ha sido el escalón a superar para una mayor seguridad alimentaria, ya que supone una valiosa fuente de información que permite prever problemas, aportar soluciones, rastrear alimentos, y tener perfectamente identificado el producto, su procedencia y su calidad, reduciendo al mínimo las posibilidades de fraude. A través de una huella digital de ADN, dispondremos de toda la información necesaria de cada especie.

El principio básico de la trazabilidad genética está basado en que cada animal es genéticamente único y que su código de ADN puede ser empleado para identificar tanto al animal como a sus productos derivados. De esta manera, el producto actúa como etiqueta de sí mismo, sin necesidad de una etiqueta o crotal asociado a ellos. Así, cada animal puede ser rastreado desde cualquier muestra de tejido por toda la cadena productiva.

A modo de ejemplo, el sistema puede ser aplicado en diversas industrias, tales como la salmonicultura (salmones y truchas) y el sector agrícola y forestal (frutas y vegetales; semillas; patógenos, y viveros forestales y frutícolas). En esta última, permite autentificar las variedades que han ido desarrollando las forestales a través de hibridaciones y así certificarlas y protegerlas mediante el análisis de ADN.

La industria alimentaria cada vez tiene mayores exigencias. En ese sentido, la trazabilidad genética entrega seguridad del alimento; calidad, en términos del origen del alimento e historia productiva, y sustentabilidad, en cuanto a bienestar animal y respeto por el medio ambiente. Al respecto, ya en 2006 se presentó el proyecto que en su momento era pionero, sobre trazabilidad genética llamado “Huella Digital Genética” en el que participó la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), representada por la genetista y Doctora Andone Estonba, ya que el Departamento de Genética de dicha universidad cuenta con una importante base de datos de “Huella Digital Genética” para variadas especies.

El peligro del Consumo Global

Como último apunte, hemos de tener en cuenta que si bien la Unión Europea tiene una normativa sobre OMGs, y su etiquetado, la proliferación exponencial del comercio electrónico, y la incorporación de la compra online de alimentación de grandes plataformas de venta internacional, hace posible que lleguen a nuestra mesa alimentos o suplementos de nutrición, carentes de un etiquetado acorde a las exigencias de la Unión Europea, y que pueden no reunir los estándares requeridos . Pese a la intensa labor en las Aduanas de los inspectores y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no es posible fiscalizar y controlar todos los paquetes, y muchos de ellos, llegan a su destino sin que los consumidores se hayan planteado o sean conscientes de que no cumplen con los parámetros de seguridad mínimos.

 



1 El concepto legal de “Alimento Modificado Genéticamente” se define en el artículo 2 del Reglamento 1829/2003 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre alimentos y piensos modificados genéticamente.

1 Es obligatorio indicarlo en el etiquetado de aquellos productos cuyo contenido en OMG supere el 0,9 %. Todas las sustancias cuyo origen sea un OMG deben mencionarlo en la lista de ingredientes con las palabras «modificado genéticamente».

1 http://www.mesaparticipacion.com/_encuesta_de_habitos_de_consumo_2016

 1 Los expertos que realizaron la investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Science, extrajeron ADN de los restos de dos Neandertales y conservaron parte de un importante gen denominado MC1R responsable del cabello rojizo. Este dato sería imposible de conocer por los restos óseos.

1 Según explicó la genetista de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Dra. Andone Estonba en la presentación de 2006.

1 Sustancias empleadas en tratamientos de animales con el objetivo de mejorar la producción: El mejor ejemplo que podemos mencionar sobre este tipo de transgénicos son las hormonas de crecimiento bovino que se utiliza para aumentar la producción de la leche. Esta hormona está permitida en Estados Unidos, pero no en la Unión Europea.