La revolución digital que hemos vivido en 10 años

22/10/2024

No es un secreto que la digitalización ha transformado muchos aspectos de nuestra vida, y desde luego el sector alimentario no es una excepción. El comercio electrónico, las apps, y en general las nuevas tecnologías, han remodelado la manera en la que interactuamos con los productos alimentarios, desde la selección y compra, hasta la forma en la que los consumimos.

Todo ello ha generado nuevas tendencias, hábitos y expectativas por parte de los consumidores, donde la conveniencia, la personalización y la sostenibilidad juegan un roles fundamentales.

 

El boom del comercio electrónico de alimentos

Echando la vista atrás, hace diez años, la idea de comprar alimentos online era una opción muy marginal, y se limitaba sobre todo a productos no perecederos. Hoy en día esto ha cambiado gracias al avance de las plataformas de entrega y la mayor accesibilidad a productos frescos, congelados o incluso preparados. Por no hablar de la comida a domicilio que ha sufrido una enorme eclosión. El comercio electrónico de alimentos ha explotado liderado por grandes plataformas e iniciativas online de gigantes de la distribución, pero también de startups creativas con nuevos servicios y productos.

La pasada pandemia de Covid19 fue un elemento acelerador de este cambio. Durante el confinamiento, millones de personas recurrieron a la compra online como herramienta de distancia social y seguridad. Las ventas de alimentos online crecieron en 2020, que además se mantuvieron en los años siguientes. De hecho en 2024, los consumidores siguen usando o planean usar las herramientas online de compra de alimentos online en un porcentaje que sigue siendo estable y significativo 4 años después. Aunque ha habido una disminución en comparación con 2023, lo que puede indicar un pequeño estancamiento tras la explosión durante la pandemia.

La comodidad es el principal factor por el que los ciudadanos usan las herramientas online de compra de alimentos. Más de la mitad considera esta cuestión la más ventajosa de este tipo de compra. Las ofertas y los precios son otros motivos de peso que impulsan el uso de internet para comprar alimentación y gran consumo. No obstante, sigue habiendo algunas cuestiones que no son tan positivas, como la desconfianza en un alimento que no se ve antes de comprar, o los costes de envío.

El consumidor digital: personalización y comodidad

Una de las principales ventajas que ha traído la digitalización a nuestros hogares, es la posibilidad de personalizar la experiencia del consumidor. Gracias al uso del big data, las plataformas de comercio electrónico pueden ofrecer recomendaciones basadas en los gustos y preferencias de cada individuos, ofrecerles opciones adaptadas, recomendaciones y alternativas. Este nivel de personalización crea una experiencia más satisfactoria, que no solo aumenta la lealtad hacia un formato de compra o marca, sino que también facilita al consumidor la búsqueda de productos que mejor se adaptan a sus necesidades.

En la Encuesta de Hábitos de Comprar y Consumo de la MPAC 2024 destaca como el 27% de los encuestados prefieren que las empresas dediquen sus esfuerzos en I+D+I para crear productos más saludables, lo que además supone un aumento constante desde el 22% que se registró en 2021. Ello puede reflejar una creciente tendencia hacia la preocupación por la salud y el bienestar, que se combina con la personalización de los productos que consumen. Sin embargo, la demanda de digitalización e innovación tecnológica, disminuyó en este 2024, lo que sugiere que los consumidores priman la calidad y la salud por encima de las características tecnológicas.

La comodidad es otro de los factores clave. Hoy en día los consumidores pueden comprar desde cualquier lugar y a cualquier hora, con un teléfono móvil, un ordenador, una Tablet o incluso su nevera de última generación. Ya no es necesario planificar una visita al supermercado: basta con llenar un carrito virtual, hacer clic en un botón y recibir los productos en casa en cuestión de horas. Esta conveniencia es lo que está impulsando la adopción de las compras online, y muchos supermercados han mejorado su infraestructura para ofrecer opciones de entrega rápidas y fiables.

 

Nuevas formas de consumo: aplicaciones de entrega de comida y suscripciones

La digitalización no solo ha afectado a la forma en que compramos alimentos, sino también a la manera en que los consumimos. Las apps de entrega de comida han transformado por completo los hábitos del consumo de alimentos en zonas urbanas. Pedir comida de restaurantes a domicilios se ha vuelto tan fácil que solo se necesitan un par de clics desde un smartphone. Esta comodidad ha creado una economía de la conveniencia que ha tenido un impacto significativo tanto en consumidores como en hostelería.

Los consumidores, especialmente los más jóvenes, valoran la rapidez y la variedad que ofrecen estas aplicaciones. Tienen acceso a una amplia gama de cocinas sin salir de casa, y los restaurantes a su vez, han encontrado una nueva fuente de ingresos. En algunos casos, incluso han surgido las llamadas “cocinas fantasma”, que son locales dedicados solamente a preparación de pedidos para entrega a domicilio, sin espacio físico para comensales.

Sin embargo, no todos los consumidores desean pedir comida preparada. Aquellos que prefieren cocinar en casa pero valoran la comodidad, han encontrado en los servicios de suscripción una solución perfecta. Estos servicios entregan kits con todos los ingredientes necesarios y recetas fáciles de seguir para que los consumidores puedan preparar comidas caseras sin tener que hacer la compra. El éxito de estos modelos refleja una tendencia entre los consumidores que buscan un equilibrio entre la conveniencia y la calidad de la comida casera.

 

La sostenibilidad en el centro de las decisiones

En estos años, también hemos visto que a medida que la digitalización ha ido remodelando la forma de compra y consumo de alimentos, también ha servido para facilitar un mayor enfoque en la sostenibilidad. Cada vez más, los consumidores buscan productos que reflejen sus valores, como la sostenibilidad y la responsabilidad social. De hecho, hay muchas plataformas digitales que han empezado a etiquetar de forma más visible los productos orgánicos, de comercio justo, o de proximidad, permitiendo a los consumidores tomar decisiones de compra más informadas sobre ello.

Las startups que buscan reducir el desperdicio de alimentos también han ganado protagonismo. Algunas ofrecen la posibilidad de comprar alimentos excedentes a precios reducidos, ayudando a la lucha contra el desperdicio alimentario a la vez que abarata la cesta de la compra. Este tipo de innovación responde a una creciente conciencia ambiental y solidaria, y al deseo de pertenecer a un modelo de consumo más sostenible.

El impacto de la inteligencia artificial

La inteligencia artificial, y la automatización de procesos, han jugado un papel esencial en la transformación digital. Las plataformas de e-commerce llevan mucho tiempo usando este tipo de herramientas, que en los últimos años se han puesto al alcance del gran público.

Con ellas, estas plataformas mejoran la experiencia de usuario, gestionan inventarios y prevén las demandas de productos. Analizan grandes volúmenes de datos y con sus algoritmos pueden predecir qué productos pueden tener más o menos éxito entre los diferentes grupos de clientes o en determinadas épocas del año. Esta capacidad de anticipación no solo mejora la eficiencia, sino que también ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.

En términos logísticos, la automatización también está avanzando rápidamente. En algunas ciudades, ya están probando robots, vehículos autónomos y drones para tareas de reparto y logística, lo que pude reducir tanto los tiempos de entrega como los costes asociados. Aunque estas tecnologías aún están en una fase temprana de desarrollo, tienen el potencial para revolucionar la forma en la que los alimentos llegan a nuestras casas.

 

Las redes sociales y su influencia

Las redes sociales e internet también juegan un papel crucial en las decisiones de compra de los consumidores. En 2024, el 22,92% de los consumidores encuestados indicaron que habían decidido comprar productos alimenticios basándose en información positiva obtenida en redes sociales o sitios web. Por otro lado, el 17,26% de los consumidores afirmaron haber dejado de comprar ciertos productos debido a información negativa vista en línea.

Estos datos resaltan el poder que tiene la información digital para influir en la percepción y comportamiento de los consumidores. No obstante, hemos de tener mucho cuidado con esto, ya que como hemos ido viendo a lo largo de esta década, a mayor exposición, mayor influencia de las redes sociales.

Las franjas de edades más jóvenes, son las que más influencia reciben por su mayor uso y exposición a este recurso digital, y a ello hay que sumarle su falta de experiencia y madurez en los actos de consumo. Cabe recordar que a día de hoy ya podemos decir que más de la mitad de la información que circula en redes sociales y plataformas de contenidos, sobre nutrición y alimentación, es falsa, y en muchos casos peligrosa. Esto unido a lo anterior, debe hacernos reflexionar y encontrar maneras de ofrecer la formación y la información necesaria para evitar la difusión y viralización de contenidos perniciosos, y el uso responsable de redes sociales tanto por creadores de contenido como por consumidores.

 

Búsqueda de información y decisión de compra

Antes de realizar una compra, la mayoría de los consumidores (58%) busca información en la etiqueta de los productos para asegurarse de que cumplen con sus expectativas. Sin embargo, un 20% no busca ningún tipo de información, lo que sugiere que una parte significativa de los consumidores confía en su conocimiento previo o en la reputación de la marca.

Esto pone de relieve la importancia de la transparencia por parte de las marcas para generar confianza y fidelidad entre los consumidores. Lo que estamos viendo en estos años, es que la etiqueta sigue siendo el elemento informativo principal, por la confianza que genera, sin embargo resulta una herramienta difícil de usar y que ha quedado anticuada, y sin capacidad de responder a las demandas de los consumidores.

Por otro lado vemos como la digitalización avanza y presenta herramientas útiles en diversos aspectos. Parece claro que la tecnología puede ser la vía necesaria para satisfacer las necesidades de los consumidores en materia de etiquetado, y es un camino que debemos andar, y que aúne el etiquetado confiable y tradicional con un etiquetado digital que mejore, amplíe o añada habilidades al etiquetado actual, respondiendo así a ambos demandas: digitalización y etiquetado.

 

Desafíos y oportunidades

La digitalización ha transformado profundamente la forma en que compramos y consumimos alimentos. En la última década, la compra online ha dejado de ser una opción marginal para convertirse en una práctica aceptada, conocida y practicada por bastantes consumidores, gracias a la comodidad y rapidez que ofrecen las plataformas digitales. La posibilidad de adquirir productos frescos, congelados y preparados desde cualquier dispositivo ha cambiado radicalmente los hábitos de los consumidores, que ahora valoran la facilidad y la eficiencia.

La personalización es uno de los grandes avances que ha traído esta revolución tecnológica. Las plataformas utilizan datos de comportamiento para ofrecer recomendaciones adaptadas a los gustos y necesidades de cada persona, mejorando la experiencia de compra y aumentando la fidelización del cliente. Además, el auge de las aplicaciones de entrega de comida ha facilitado el acceso a una amplia variedad de opciones gastronómicas, sin necesidad de cocinar o salir de casa, mientras que los servicios de suscripción han simplificado la preparación de alimentos caseros.

Paralelamente, la digitalización ha fomentado una mayor conciencia sobre la sostenibilidad. Los consumidores actuales valoran más que nunca las prácticas responsables y buscan productos que reflejen sus preocupaciones medioambientales. El acceso a productos sostenibles y las innovaciones que permiten reducir el desperdicio de alimentos son reflejo de esta tendencia.

En conclusión, la tecnología ha redefinido cómo interactuamos con los alimentos, desde la compra hasta el consumo. La conveniencia, personalización y sostenibilidad son los pilares de este cambio, y seguirán siendo clave en la evolución del sector. A medida que avancen las innovaciones, la experiencia del consumidor será cada vez más eficiente, adaptada y respetuosa con el medio ambiente.

 

Nuevas tecnologías

A pesar de las ventajas que ofrece la digitalización, no todos los consumidores están convencidos de los beneficios de las nuevas tecnologías en el proceso de compra. Según la Encuesta de Hábitos de Compra y Consumo de 2024, un 39% de los encuestados consideró que las nuevas tecnologías facilitan la compra de alimentos, mientras que un 45% fue indiferente a su uso. Además, un 15% expresó preocupación por la seguridad de sus datos al realizar compras online, lo que subraya la importancia de que las plataformas digitales prioricen la seguridad y privacidad del usuario para ganar su confianza.

Es evidente que todas las novedades se enfrentan a retos que van apareciendo sobre la marcha y que deben servir para ir mejorando poco a poco cada nuevo avance, pero generar la confianza suficiente en los consumidores para que utilicen un nuevo medio, requiere de mucha atención, una gran capacidad de reacción, unos medios de seguridad de buen nivel y un medio de resolución de conflictos ágil y justo. 

Por eso aunque el comercio online crecer y se consolida, aún necesita generar confianza y superar cuestiones como las mencionadas, sobre todo para un sector tan sensible y tan ligado a la salud y la economía como la alimentación. Sin duda aún queda mucho por hacer, pero eso significa que hay un mundo de oportunidades dentro de este mercado.

 

Conclusiones

La digitalización ha transformado la forma en que compramos y consumimos alimentos, sobre todo en los más jóvenes que son los que están abanderando el cambio de modelo hacia uno digitalizado. No obstante, muchas personas de las franjas intermedias de edad e incluso de las mayoras, se han sumado de una u otra manera a la digitalización y los que no lo han hecho, lo miran con menos recelo año a año, normalizando su existencia y convivencia.

En la última década, la compra online ha dejado de ser una opción marginal para convertirse en una práctica aceptada, conocida y practicada por bastantes consumidores, gracias a la comodidad y rapidez que ofrecen las plataformas digitales. La posibilidad de adquirir productos frescos, congelados y preparados desde cualquier dispositivo ha cambiado radicalmente los hábitos de los consumidores, que ahora valoran la facilidad y la eficiencia.

Estamos muy lejos de una compra de alimentos 100% digital, pero la diversidad de medios de compra ha supuesto una caja de herramientas para los consumidores que pueden diversificar no solo el tipo de formato de tienda para comprar, sino el tipo de medio a través del cual comprar según su conveniencia. Es lo que llamamos omnicanalidad y que verdaderamente ha sido la revolución que ha traído la digitalización.

Como no podía ser de otro modo, esto presenta nuevos problemas y nuevos retos, principalmente a nivel de seguridad, y a nivel formativo en el uso, e informativo respecto a la transparencia, veracidad y legitimidad de las informaciones; pero también abre un abanico nuevo de posibilidades para solucionar problemas existentes mejorando el etiquetado, siendo más eficientes medioambientalmente y contra el desperdicio alimentario, y más competitivos en precios y personalización de productos.

Es cierto que las franjas de mayor edad pueden sentirse desplazadas, pero la tecnología puede ser también su aliado como ha ocurrido en otros ámbitos como las telecomunicaciones, la sanidad o el transporte. La tecnología debe alcanzar un grado óptimo de facilidad, accesibilidad y sencillez para ser eficaz y usable por el 100% de los consumidores, y con ello saldremos ganando todos los eslabones de la cadena alimentaria. Debemos apoyar a los creadores de estas tecnologías y ayudarles a enfocarlas en las demandas y necesidades todos los consumidores, pero también enseñar a los consumidores a usar con responsabilidad estas tecnologías.

No obstante, como hemos dicho, el futuro a medio plazo pasa por la omnicanalidad, que parece ser el estado más interesante, ya que ofrece una variedad completamente adaptable a todas las tipologías de consumidores, a todas sus necesidades y preferencias.