Reducir el desperdicio alimentario, un reto global
Explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en su página web que el desperdicio alimentario se puede definir como los “productos agrícolas y alimentarios descartados de la cadena alimentaria que siguen siendo perfectamente comestibles y adecuados para el consumo humano y que, a falta de posibles usos alternativos, terminan desechados como residuo”. Este organismo, dependiente del Ministerio de Consumo, califica este fenómeno como “una preocupación a nivel mundial”, y advierte de la necesidad de actuar en todas las etapas de la cadena, tanto en la “prevención como en la reutilización” de aquello que se genera de forma inevitable.
En todo el mundo se calcula que se pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. Concretamente en la Unión Europea, las últimas estimaciones revelan que el 70 % del desperdicio surge en los sectores domésticos, de servicios de restauración y minoristas, mientras que los sectores de producción y procesamiento de alimentos contribuyen con el 30 % restante. Según datos de la FAO, en España se tiran cada año más de 7,7 millones de toneladas de alimentos a lo largo de toda la cadena. Esto son más de 250 kilos de comida desperdiciada cada segundo.
La gravedad de la situación ha generado diversas iniciativas a todos los niveles, desde organizaciones internacionales como la FAO a instancias europeas, gobiernos y otras corporaciones públicas y privadas. De hecho, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo en el año 2030, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de la cadena de suministros es una de las metas recogidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Meta 12.3 que los países miembros de la UE se han comprometido a cumplir. En España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha puesto en marcha la estrategia Más alimento, menos desperdicio y, recientemente, el Consejo de Ministros aprobó la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario que, previsiblemente, entrará en vigor en enero de 2023. En ese momento, España será el tercer país, después de Francia e Italia con una ley nacional para combatir este fenómeno.
Por fortuna, según los datos recabados por la Mesa de Participación y Asociaciones de Consumidores en su encuesta de 2021, la población española es en su gran mayoría consciente de la envergadura del conflicto e, incluso, participa activamente en su erradicación. En el capítulo titulado Responsabilidad social en los hábitos de compra, un 96% de los encuestados consideró el desperdicio alimentario un problema importante. De ellos, el 88% asegura tomar medidas para evitarlo tales como aprovechar más los alimentos (40%), planificar mejor sus compras (33%) o ajustar la cantidad de las raciones (19%).
Asimismo, los consumidores encuestados hacen hincapié en la “corresponsabilidad” de todos los agentes de la cadena alimentaria, aunque también se atribuyen la ‘culpa’ en un porcentaje bastante elevado (27%). En este sentido resulta también digno de mención que la situación provocada por la pandemia de la COVID-19 ha generado algunos cambios en nuestros hábitos de compra y consumo como por ejemplo que un 13% asegura ser desde entonces más consciente del desperdicio alimentario.
Consumo responsable
Desde la MPAC llevamos años abogando por la vía formativa e informativa para acercarnos a un consumidor cada vez más crítico y consciente de sus hábitos de compra y consumo. Por eso, hemos reunido una serie de consejos prácticos, fácilmente aplicables en la vida diaria para evitar el desperdicio alimentario.
Si bien los pasos dados en esta materia en las últimas décadas han sido muy positivos y los avances notorios, los condicionantes de un escenario global cada vez más al límite no permiten bajar la guardia. La concienciación, la educación y la motivación de los consumidores se convierten pues en una necesidad inaplazable, así como la optimización de los procesos productivos del sector agroalimentario.