Resultados de la encuesta de hábitos de compra y consumo 2021. Resumen de Conclusiones

01/12/2021

HÁBITOS DE COMPRA Y CONSUMO

 

Decir que la pandemia ha supuesto un antes y un después para todos y en todas sus vertientes no es descubrir nada nuevo. Hemos modificado, y de qué manera, nuestra forma de interactuar, de relacionar- nos, de comunicarnos, de sentir y, por supuesto, de comportarnos a la hora de asumir y variar nuestros hábitos de compra y consumo.

Los establecimientos, las cadenas de distribución y los empleados de estas supieron estar por encima de las dificultades y, gracias al engranaje de todos los actores que forman parte de esta gran cadena, fue posible demostrando que son un sector esencial que tanto, unos como otros supiéramos, adaptarnos a las nuevas circunstancias. Y quizá también, gracias a este trabajo ímprobo de los establecimientos por mantener sus entornos seguros, la mayoría de los encuestados, un 39%, no ha cambiado sus hábitos de compra. Muy al contrario, sigue apostando por la proximidad y por la comodidad de ir andando a su establecimiento de confianza, que le otorga la garantía de una compra segura y de calidad.

Aunque parezca contradictorio, la pandemia también ha dado un impulso puntual al comercio online, en el que se ha confiado en los momentos más difíciles. De hecho, durante este el confinamiento un 8% apostaba por la compra por internet y tras este periodo un 7% ha mantenido su apuesta. El confinamiento nos ha enseñado a ser más digitales y a confiar en este  tipo de venta, pero también ha dado un empujón a los propios establecimientos, que han tenido que adap- tarse a los tiempos y ofrecer una buena calidad de producto, en el menor tiempo y en las mejores condiciones de manipulación y entrega.

Y eso no es todo. Por encima de otras variables, el consumidor está más preocupado por adquirir unos hábitos de consumo saludables, poniendo en la base de la pirámide alimentaria los productos frescos, en detrimento de los procesados, en conserva y con- gelados. Aquí se puede observar una excepción: el consumo de pescado congelado. En general, a ma- yor edad, mayor consumo de producto fresco.

 

 

 

 

Conclusiones Generales de los hábitos de compra y consumo:

En 2021, seis de cada diez encuestados afirman no sentirse CONSUMIDORES VULNERABLES y el resto lo son, según afirman, por falta de conocimientos, bien desde un punto de vista general o tecnoló- gico o derivados de las diferentes culturas que conforman el conglomerado de nuestro país.

Este sentimiento de fortaleza se reafirma en esta encuesta y un 39% se declara CONSERVADOR Y CON CRITERIO, dispuesto a adaptar sus decisiones de compra y consumo a sus necesidades. El 21% lo ha adaptado por cuestiones de salud, el mismo porcentaje de los que han tenido que modificar su consumo por cuestiones económicas, mientras que un 12% lo ha hecho por la información recibida.

Sin duda, uno de los hándicaps de este periodo de pandemia ha sido, y sigue siendo, la situación económica que está atravesando un alto porcentaje de la población. Ciñéndonos al análisis de los cam- bios en este ámbito, nos encontramos ante un consumidor EXPECTANTE. Así el 28% de los consumi- dores busca más las ofertas (4% menos que en años anteriores), el 22% asegura aprovechar más la comida (un 13% más) y un 11% confiesa haber reducido su gasto en alimentación (tres puntos menos que en 2020). Además, un 19% (igual que en 2020), diversifica más su compra.

Los consumidores se muestran PRUDENTES y vuelven progresivamente a los restaurantes a medida que se reducen los efectos de la pandemia. Aunque casi un 53% de las personas encuestadas no han sustituido las comidas fuera del hogar, durante este periodo la comida preparada ha incrementa- do su presencia en los hogares españoles, principalmente en los entornos rurales.

En términos generales, nos encontramos con unos consumidores ADAPTABLES. Siguen prote- giendo su ámbito más personal y prefieren recibir información en el lugar de compra. Se aprecia que son las nuevas generaciones las que incorporan mayoritariamente el uso de las nuevas tecnologías.

Acudir andando al establecimiento sigue siendo la opción más señalada, seguida del vehículo propio y destacando el uso del comercio online en la misma medida que el año pasado. Estamos ante un con- sumidor PRÁCTICO y CÓMODO.

  Los supermercados mantienen su predominio como lugar HABITUAL de compra. La mayoría de los consumidores opta por este tipo de establecimientos mostrando ser TRADICIONALES y CONVE- NIENTES. El 64% de los encuestados se mantiene fiel, un porcentaje similar al de 2020. Esta fidelidad se refleja también en quienes optan por realizar su compra en los hipermercados y, por quienes, con simi- lares porcentajes, optan por el pequeño comercio, tiendas especializadas y, también, en los mercados municipales. La PROXIMIDAD está muy presente en los hábitos de compra.

El 25% de los consumidores elige productos libres de alérgenos por cuestiones de salud o por con- siderarlos más sanos, pero se muestra CONSCIENTE en este aspecto. Si bien solo el 15% de los en- cuestados adquiere estos productos porque padecen alergias, otro 11% los compra pensando que son MÁS SANOS, a pesar de no tener ningún tipo de alergia ni intolerancia alimentaria. El factor precio pierde un poco de peso en la decisión de compra de estos productos y disminuye en 1 punto (del 6% al 5%).

Más de un tercio de los encuestados no consume productos ecológicos, biológicos, etc. por la di- ferencia de precio (36%), un porcentaje similar al de quienes sí lo hacen por considerarlos una opción más natural y saludable (35%). Se podría concluir que, para que estos productos sean percibidos como accesibles y competitivos, es necesario que mejoren en eficiencia y que el consumidor, hoy todavía ESCÉPTICO, aunque disponga de más información.

DECISIONES DE COMPRA. FACTORES Y NUEVAS TENDENCIAS

Como se ha venido observando, el consumidor actual se ha adaptado a las nuevas circunstancias, pero primando lo que considera más importante: la calidad de los productos por encima de la cercanía y del precio. Y alrededor de ese eje central, se observa la importancia que tiene en estos momentos la omin- canalidad, eligiendo la compra física u online en función de su conveniencia.

No solo los consumidores se han adaptado a las nuevas tendencias, la industria alimentaria ha realizado un gran esfuerzo para satisfacer las

necesidades de los consumidores y poder abastecer los lineales. Y aquí ha jugado un papel esencial la in- novación impulsada por la industria en los últimos años, capaz de conseguir que los consumidores se sientan cómodos con el comercio online y seguros en sus tiendas físicas.

Hay que destacar que, aunque cada vez más digitales, los encuestados siguen confiando en la presencialidad a la hora de realizar sus compras de alimentación y la calidad prima en todas sus decisiones.

Conclusiones Generales de decisiones de compra:

Es en estas tiendas físicas en las que más confían los encuestados, aunque se muestren cada vez más digitales. Calidad (58%), cercanía (54%), y precio (47%), por este orden, son los factores princi- pales que llevan al consumidor a elegir un determinado establecimiento. El consumidor medio es más EXIGENTE y se decanta por la calidad como medio para proteger su salud a través de la alimentación. La COMODIDAD y la EFICIENCIA imperan a la hora de buscar un establecimiento cercano, mientras que el PRECIO es decisorio para sacar el mayor rendimiento a las compras, más copiosas y menos numerosas.

La CALIDAD también es el factor determinante para los consumidores a la hora de elegir un pro- ducto, seguida de las PREFERENCIAS PERSONALES y del PRECIO. Se observa, por tanto, que nos encontramos ante un consumidor EFICIENTE. Las preferencias personales ocupan un lugar más que destacable, adaptando sus gustos a una compra individualizada y adecuada a sus necesidades y cir- cunstancias. Y el precio, siempre elemento esencial de una compra, se sitúa por debajo de conceptos más relacionados con la seguridad y la salud, aun viviendo en unas circunstancias complejas económi- camente hablando.

Persiste la CONFIANZA en el comercio online, aunque se percibe todavía cierto desconocimiento. Dos tercios de los encuestados (65%) considera que los productos adquiridos a través de este canal son seguros y de calidad, frente al 9% que opina lo contrario. Todavía hoy, uno de cada cuatro encuestados no sabe o no contesta. El comercio online sigue imparable y considerando el año pasado como posible punto de eclosión que parecía no llegar en cuanto a venta de alimentos, se mantienen los valores en 2021. Habrá que verificar en su momento si es tendencia o coyuntura, y si es capaz de retener al públi- co que ha captado en estos atípicos 2020 y 2021, o incluso de atraer más. Hoy el consumidor es aún DIGITALMENTE ADOLESCENTE

 

El 67% de los encuestados se muestra RECEPTIVO TECNOLÓGICAMENTE ante el uso de este canal de compra, aunque un 17% prefiere ver lo que adquiere. La COMODIDAD es el aspecto más valorado. No solo aporta una mayor proximidad, disponibilidad de 24 horas y comodidad. Además, se percibe como seguro y óptimo para cumplir el distanciamiento social.

 

El consumidor es cada vez más REIVINDICATIVO, más consciente de sus derechos y más respon- sable en la defensa de estos. La mitad de los encuestados (49%) ha ejercido su derecho a reclamar y los medios para hacerlo son los mismos que el año pasado y por el mismo orden: atención al cliente, hojas de reclamaciones y asociaciones de consumidores.

 

En general, el consumidor desconfía de la información externa que recibe. Los jóvenes son los más receptivos y los más permeables. Solo un 23% de los encuestados dice no haberse de- jado influir por la avalancha de informaciones recibidas relativas a la alimentación, pero se siente INFLUENCIABLE Y CONFUSO. Necesitamos trabajar más en cuanto a la calidad y la cantidad de información que se ofrece independientemente del canal que se elija.

ETIQUETADO DE LOS ALIMENTOS Y HÁBITOS SALUDABLES

El etiquetado de los alimentos sigue provocando una dicotomía de “amor” y ‘odio’ entre los consumidores. Por una parte, se mantiene como una de las principales fuentes de información nutricional de los alimen- tos; son muy pocos los consumidores que no consultan las etiquetas, aunque sea ocasionalmente. Sin embargo, la forma de mostrar dicha información genera muchas críticas. Esta encuesta refleja una creciente demanda para que las etiquetas sean más fáciles de entender, más accesibles y con menos tecnicismos. Para responder a ella y enfocar de manera más acertada esta informa- ción, se hace necesario un trabajo conjunto de todos los agentes implicados.

Cabe destacar que, además de que todavía hay consumidores que no diferencian con- ceptos como “fecha de caducidad” y “fecha de consumo preferente”, existe un 42% de encuestados que afirma consumir productos pasada su fecha de caducidad. En cuanto a hábitos saludables, la mayoría de los consumidores coinciden en la importanción de la alimentación para tener un buen estado de salud. Y también son mayoría los que, de forma optimista, afirma alimentarse adecuada- mente y de forma variada incluyendo las ver- duras en su dieta diaria.

Conclusiones Generales de etiquetado y habitos saludables:

La etiqueta del producto continúa siendo la principal fuente de información para los consu- midores, aunque disminuye otro año más, del 58% en 2019 hasta el 53% en 2020 y 50% en este 2021 (en 2017 era del 71%). El consumidor quiere saber más acerca de los productos que adquiere y está más DESMOTIVADO en este aspecto. Internet se mantiene como fuente de información (19%). Esto plantea una derivada no tan positiva ya que algunas de las informaciones que pueden encontrarse en la red pueden ser confusas o erróneas. Es necesario encontrar fórmulas mixtas para mejorar la información que recibe el consumidor.

El consumidor NO ES CONSTANTE en su hábito de leer etiquetas. Vemos que disminuye en cuatro puntos la población que afirma leerlas en 2021 hasta el 41% (45% en 2020), y disminuye también en un punto los que declaran no hacerlo nunca. Estos datos invitan a reflexionar sobre la oportunidad de adecuar el etiquetado a las necesidades de los consumidores en cuanto a estructu- ra y contenido. Esta exigencia ha dado paso a la aparición de nuevas herramientas y soportes que tratan de sustituir a la etiqueta del producto. Habrá que valorar su adecuación a las necesidades del consumidor, a la realidad y a la veracidad.

Un 42% de los encuestados considera útil la información que ofrece el etiquetado y un 22% sigue creyendo que es confusa. Se aprecia un consumidor CRITICO que reclama mayor SENCILLEZ (63%), información más divulgativa y menos técnica (58%) y un tipo de letra más gran- de (58%). La etiqueta de los alimentos solo le es útil a poco más de un tercio de los encuestados. La terminología empleada en diversas ocasiones se percibe como confusa y/o ininteligible por el consumidor medio.

El consumidor sigue siendo COHERENTE, se muestra práctico, analítico y crítico en la lectura de las etiquetas. Fecha de caducidad (60%), composición e ingredientes (59%) y lugar de origen (34%) son los elementos informativos que considera más relevantes. El tipo de marca (2%) o el hecho de que incorpore información nutricional frontal por colores (4%) es juzgado como de menor importancia. Es preocupante el descenso del interés que otorgan los consumidores a la fecha de caducidad.

Casi una cuarta parte DESCONOCE la diferencia entre ‘fecha de caducidad’ (indica cuándo un producto deja de ser seguro) y ‘fecha de consumo preferente’ (indica cuándo un producto empieza a perder sus cualidades físicas, pero sigue siendo seguro su consumo). En 2021 igual que en 2020 el 78% afirma saberlo frente al 72% de 2019. Se siguen requiriendo pues, actuaciones de formación/información.

Desciende un punto el porcentaje de quienes consumen productos una vez pasada la fe- cha de caducidad (59%), valores todavía con el consiguiente riesgo para la salud que ello puede suponer. Aunque el consumidor dice conocer la diferencia entre la fecha de caducidad y fecha de consumo preferente la realidad muestra su OSADÍA ante estos términos.

Azúcares (64%) y grasas (61%) son los dos elementos de la información nutricional en los que más se fija el consumidor, seguidos muy de lejos por la sal (25%), que apenas preocupa a un cuarto de la población. Se incrementa el interés por el contenido proteico, lo que nos muestra, junto a los datos anteriores, a un consumidor OCUPADO EN CONOCER ASPECTOS NUTRICIO- NALES de los alimentos que consume.

El consumidor esta CONCIENCIADO y le da una importancia fundamental a la alimentación, tanto de manera aislada como en sinergia con otras cuestiones. Mas del 90% de los encuesta- dos es consciente de la importancia del binomio alimentación y salud. Además, este año se ha visto muy reforzado por las circunstancias sanitarias a nivel global. Ello concuerda con la evidente prefe- rencia por la calidad a la hora de elegir establecimientos y productos. El consumidor se preocupa por su salud y ve la nutrición como un aspecto esencial.

Un 20% de la población no sabe si sus hábitos son saludables o no. El consumidor es AUTOCRÍTICO Y CONSCIENTE de la importancia de unos buenos hábitos de alimentación. Quizás por ello, se rompe la tendencia negativa de los consumidores que consideran que sus hábi- tos alimenticios son saludables: del 75% de 2017 al 68% de 2018 y 2019 y al 67% en 2020 y 69% en 2021. Este dato consolida, además, una tendencia a la baja si se compara con el de 2016, un 77%. En cualquier caso, el conjunto de las respuestas también pone de manifiesto que un mayor número de consumidores se cuestiona sus hábitos. Tal vez, porque su conocimiento es ahora mayor y con- sideran que se alimentan peor, o porque realmente sus hábitos han empeorado, lo que en cualquier caso obliga, de cara al futuro, a realizar una importante labor de análisis para poder trazar campañas de mejora de la dieta.

Se aprecia un leve cambio en los hábitos alimentarios. Aumenta la frecuencia de consumo tanto de verduras como de frutas y legumbres respecto al año pasado. Se observa a un con- sumidor NO CONSECUENTE en su alimentación, aunque sigue siendo necesario trabajar y profun- dizar en materia de alimentación saludable y dieta equilibrada.

Beber agua, consumir fruta y verduras todos los días y comer de forma muy variada, son los tres hábitos que los consumidores consideran más importantes para cuidar su dieta, pero de forma TEÓRICA. En general, tenemos nociones básicas de hábitos saludables, inspirados por la dieta mediterránea y el sentido común. Queremos ser y estar sanos, ahora más que nunca. Hemos de ayudar y animar al consumidor a conseguirlo. Consumidores sanos, equivale a una sociedad sana, con todo el beneficio que ello conlleva a nivel individual y colectivo.

La valoración de los alimentos que contienen alegaciones nutricionales (bajo en sal, light, sin azúcares, etc) es positiva, aunque el porcentaje baja del 67% en 2019 al 52 % en 2020 y 58% en 2021. Sin embargo, hay un 18% que las valora negativamente porque no le da total credibilidad a los mensajes que los publicitan (en muchos casos dada su escasa formación), además su mayor precio. Durante estos meses las necesidades de los consumidores se han enfocado a la salud, y muchos han recurrido a alimentos funcionales para complementar su dieta y potenciar sus defensas, su estado de ánimo o sus niveles de energía. Una buena parte han abrazado hábitos saludables y han aprovechado el confinamiento para hacer deporte y alimentarse de un modo más completo. Hay consumidores que se han puesto en pie de guerra contra las enfermedades, la pereza, y los malos hábitos y han adoptado un papel PROACTIVO y COMPLEMENTARIO. En este sentido, ha crecido el interés por las alegaciones nutricionales.

Internet (46%), junto con las redes sociales y el etiquetado del producto, son los principa- les canales de información que los consumidores usan conocer detalles sobre nutrición y hábitos saludables de alimentación. Más que nunca, hemos demandado información y hemos tratado de ser rigurosos. Lo que teníamos entre manos era algo serio y no queríamos fallar pese a los miedos y dudas. Por ello, como consumidores, hemos recurrido a la OMNICANALIDAD. Hemos buscado información en internet, como primera línea por su sencillez de búsqueda y su accesibi- lidad, pero también en la etiqueta de los productos y consultando a especialistas, o publicaciones especializadas, lo que supone, a nuestro juicio, una mejora en las fuentes de información respecto del año anterior. La omnicanalidad en la que estamos nos obliga a reforzar los mensajes en todos los medios posibles y a ser muy rigurosos para poder llegar a todos los tipos de consumidores.

RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LOS HÁBITOS DE COMPRA

El consumidor actual tiene cada vez más en cuenta a las empresas concienciadas con el medio ambiente porque, según el análisis de los datos recabados, apuesta en gran medida por un consumo sostenible y respetuoso con el planeta. De ahí que un 57% valore positivamente este aspecto a la hora de comprar un alimento. En la misma línea, un 88% de los consumidores opina que el desperdicio de alimentos es un problema importante.

En cuanto a sostenibilidad, nos encontramos con que el 93% de los consumidores encuestados afirma que los hábitos alimentarios afectan al medioambiente en función de lo sostenibles que sean los alimentos. Sin embargo, durante estos meses marcados por la pandemia, tan solo algo más de la mitad de los consumidores aumentó su interés por comprar alimentos más sostenibles.

Conclusiones Generales sobre responsabilidad social en los hábitos de compra:

El desperdicio de alimentos continúa siendo una preocupación para los consumido- res. Un 96% de los encuestados lo considera un problema importante, un dato que reafirma la RESPONSABILIDAD con respecto a su entorno.

Planificar mejor las compras (33%) y aprovechar mejor los alimentos (40%) son las opciones preferidas por las familias españolas. Año tras año los consumidores se muestran ORGANIZADOS en pro de la eficiencia en sus compras y de un mejor aprovechamiento de los alimentos. Aun así, cabe destacar que un 8% de la población encuestada admite no hacer nada para evitar el desper- dicio alimentario. Sin duda, este aspecto se presenta como uno de los retos para los próximos años a través de la concienciación, la educación y la motivación de los consumidores.

Pero, ¿quién es responsable del desperdicio de alimentos? Más de la mitad (53%) de los en- cuestados considera que la responsabilidad es compartida por toda la sociedad y todos los agen- tes de la cadena. Además, un 27% opina que la mayor parte de culpa la tiene el propio consumidor.

Es decir, se siente CORRESPONSABLE y, año tras año, asume un mayor margen de compromiso en esta materia. Así, si en el 2016, un 15% de los encuestados afirmaba que el consumidor era el responsable, en 2020, ese tanto por ciento se duplica, pero disminuye ligeramente en 2021 hasta el 27%. Es necesario por tanto un consenso entre todos los agentes sociales para paliar este problema.

Aumenta la IMPLICACIÓN del consumidor en el cuidado del medio ambiente. Separar los residuos orgánicos de los de plástico y vidrio (80%), reutilizar las bolsas de plástico (65%) y utilizar bolsas multiusos (59%) son los hábitos más extendidos. Se verifica con estos porcentajes que la conciencia ambiental sigue calando poco a poco en la población española y mejora su compor- tamiento en aquellas acciones que están en su mano. En otras palabras, los datos indican que el consumidor se siente cada vez más responsable y se implica para evitar la contaminación ambiental e impulsar la economía circular.

La RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y ÉTICA de las empresas de alimentación y gran consumo es cada vez más importante para la población española, ya que el 57% de los encuestados la valora positivamente. De hecho, es un valor cada vez más presente en las decisiones de compra y consumo y algo que debe ser tenido muy en cuenta a la hora de una producción más sostenible entre todos los agentes implicados.

Ver de forma clara el origen del producto (27%) y saber cómo se ha producido el alimento (23%) son los factores sostenibles que más influyen a los consumidores entrevistados en su deci- sión de compra. Les siguen la preocupación por el bienestar animal, el comportamiento ético con el medioambiente y la sociedad y el conocimiento real del fabricante del producto. Claramente, esto se relaciona con el creciente interés de la población por la responsabilidad social propia y de las empresas con las que interactúa.

La mayoría (55%) de los encuestados sabe en qué contenedor debe depositar los residuos orgánicos tales como cáscaras y pieles de fruta, restos de carne y pescado. A pesar de que nos hallamos ante un dato elevado de IMPLICACIÓN y participación del consumidor VOLUNTARIOSO en el reciclaje, desde la MPAC creemos que sigue habiendo margen de mejora en esta materia a través de la información y la formación de la ciudadanía.

Los consumidores se muestran RESILIENTES con la nueva realidad originada por la COVID-19. La encuesta de este atípico año refleja que se han adaptado a los cambios derivados de la incer- tidumbre, de su responsabilidad individual y de las modificaciones legislativas que han regulado estos periodos de alarma.