La preocupante incidencia de los bulos en alimentación y gran consumo

28/06/2024
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Nadie discute ya que la desinformación y los bulos relacionados con la alimentación y el gran consumo son un problema creciente. En este sentido, los expertos sugieren que combatir esta problemática requiere más comunicación, ciencia y educación para las personas consumidoras y usuarias. No  en vano, la propagación rápida de bulos y noticias falsas en el sector es una  preocupación, tanto para las autoridades alimentarias, como para los especialistas.  Por todo ello, la lucha contra los bulos y la desinformación maliciosa en este ámbito es crucial para garantizar el funcionamiento justo y democrático de la sociedad y de  sus mercados. 

Muchos son los bulos que a lo largo de los años se han relacionado con la alimentación, tales como: no comas pan porque engorda, especialmente el pan blanco. Si eres adulto, evita la leche. Evita la fruta de postre. Y en realidad resulta, frente a estos ejemplos que, el pan es un alimento que contiene poca grasa y aporta hidratos de carbono complejos necesarios para una dieta equilibrada y consumido con moderación es parte de una alimentación saludable. Que la leche y los productos lácteos son importantes para la salud, o sea, proporcionando calcio una muy necesaria vitamina D. O que, no hay evidencia científica que indique que comer fruta después de la comida sea perjudicial.

Son solo algunos ejemplos de bulos y frente a ellos desde la MPAC aprovechamos  para recordar que lo mejor es siempre verificar la información recibida y no dejarse llevar a la primera por dichos bulos, pues las personas consumidoras han de saber que una alimentación saludable ha de basarse siempre en datos confiables y en el  equilibrio con la que la abordemos. 

Información y concienciación

Los consumidores han de saber que los bulos o la desinformación se nos presentan en formatos variados como memes, cadena de WhatsApp, imágenes y videos en redes sociales, audios, falsificaciones de Tweets y posts de Facebook, capturas de pantalla.  

Muchas veces el bulo se disfraza de noticia copiando el formato de un artículo periodístico o presentándose como un estudio científico. En definitiva, es fundamental entender que la desinformación o los bulos pueden llegar a través de distintos medios y tener casi cualquier forma. 

También han de saber los consumidores que existen las narrativas desinformadoras como estructuras informativas compuestas por distintas historias y relatos que  contribuyen a la difusión de ideas e influyen directamente en cómo percibimos la realidad. Las narrativas desinformadoras son relatos que difunden bulos que ponen  en riesgo al conjunto de la sociedad generando percepciones no basadas en datos o hechos reales. Muchas son las intenciones por las que se difunden estas narrativas,  pero en la mayor parte de las ocasiones responden a obtener beneficios  económicos, manipular o distorsionar nuestra percepción, sembrar el caos o realizar un boicot. Sorprende también la rapidez con la que se expanden mediante el boca a boca, la difusión de memes, videos o  imágenes descontextualizadas en aplicaciones de mensajería o  redes sociales. Y la importancia de desmentirlas estriba en que desmontar estos relatos frena la cadena de desinformación, desactivando al mismo  tiempo los bulos relacionados con ella.

Lamentablemente no siempre se consigue y la dieta informativa de la ciudadanía  española se ve hoy considerablemente influenciada por la disminución de la  credibilidad de los medios de comunicación, así como por el incremento del uso del móvil y de las redes sociales, como principales fuentes de información en nuestros días. Los datos apuntan además que el nuestro es uno de los países con mayor  preocupación por los bulos y según datos de Digital News Report de 2023, el 64%  de los encuestados muestran su preocupación por lo que es real y falso en internet, frente a un 11% que no expresa tal preocupación. 

No cabe duda a estas alturas que la desinformación y los bulos pueden influir y  mucho en la forma en que una sociedad aborda sus desafíos cotidianos. Por esta  razón como sociedad debemos dotarnos de instrumentos encargados de suministrar información contrastada, de fomentar la alfabetización mediática y de  desarrollar herramientas para verificar a desinformación y sus bulos y, especialmente en un sector tan sensible como el de la alimentación y el gran  consumo, permitiendo así que los consumidores tomen en esta materia decisiones informadas, con buenos trabajos y servicios de verificación orientados a detectar  bulos y desinformaciones, verificando su contenido, así somo viralizando el  desmentido. 

 

Estrategias para combatir los bulos

Afortunadamente, como constatamos desde la MPAC para combatir los bulos en el sector de la alimentación y gran consumo, se están implementando en los últimos tiempos diversas estrategias que pasan en primer lugar por la educación, promoviendo la formación de la persona consumidora para que puedan discernir entre información veraz y falsa, lo que debe hacerse articulando campañas de sensibilización, así como desarrollando los reseñados programas de alfabetización mediática.

En segundo lugar, debemos apostar por la necesaria verificación de los datos, de  tal manera que tanto autoridades administrativas, como organizaciones del conjunto  de la cadena de valor agroalimentaria trabajemos conjuntamente en la verificación  de datos y en la identificación inmediata de los bulos, fomentando a la vez del uso  de fuentes confiables y desmentir con ello las noticias falsas. 

En tercer lugar se debe apostar con la colaboración con  plataformas digitales, de tal manera que tanto las redes sociales  como las plataformas en línea colaboren para detectar y eliminar  los contenidos falsos y establezcan las necesarias alianzas para  abordar la desinformación. 

En cuarto lugar se hace necesaria la transparencia en la cadena de suministro. El  reto es buscar garantizar la implicación y el compromiso de toda la cadena  agroalimentaria y en trabajar conjuntamente en trazabilidad y autenticidad de los  productos alimentarios, ayudando con eso y mucho a prevenir bulos relacionados  especialmente con la seguridad alimentaria. 

Finalmente, nosotros mismos como consumidores debemos ser  responsables en esta materia y si descubrimos un bulo o una  malintencionada desinformación en redes sociales debemos  saber qué hacer y cómo actuar. Al respecto no debemos  compartirlo ni comentarlos nunca, pues si interactuamos en el  bulo contribuimos a amplificarlo. Igualmente, tras identificar un bulo es conveniente informar a la plataforma, es decir, denunciar el contenido ante la red social o medio  en el que ha sido publicado. Igualmente, y, a efectos de viralizar la verdad, cabe  compartir el desmentido de un medio de verificación. Finalmente, si el bulo o  desinformación es compartida por una persona que conocemos, debemos hablar  con ella y hacerle saber en privado y siempre desde el respeto de que se trata de una falsedad.

¿Cómo influencian los bulos a los consumidores?

A este respecto, la Encuesta de Hábitos de Compra y Consumo de la MPAC no se mantiene ajena a esta preocupación por la proliferación de bulos o  desinformaciones en el ámbito de la alimentación y el gran consumo. Los datos de nuestra encuesta nos ponen de manifiesto que la información en redes sociales  influye en los hábitos de compra de la mitad de los consumidores. En este sentido, la mitad de los encuestados se han sentido influenciados directamente a la hora de comprar un producto o dejar de hacerlo, debido a la información recibida en internet o redes sociales, lo que supone un porcentaje muy  elevado de la población y nos da una muestra de la influencia que tienen los nuevos medios de comunicación y de la necesidad de formación en este área que aún  tenemos pendientes. Sólo un 20% de los consumidores encuestados declara no verse influido. 

La preocupación de las asociaciones de consumidores miembros de la MPAC es que este nivel de influencia genere hábitos negativos, especialmente en la población más  joven, pues somos conscientes de que la proliferación de fake news hace que se ejerzan influencias negativas en los usuarios de contenidos de redes sociales y  plataformas digitales y por ello es imprescindible la colaboración conjunta de todos  los eslabones de la cadena agroalimentaria, para luchar por una información veraz y  suficiente. 

En definitiva, en una sociedad democrática, formada e informada, la lucha contra los bulos y la desinformación en el sector de la alimentación requiere una auténtica  combinación de esfuerzos por parte de los consumidores, las autoridades y las empresas para mantener una información siempre veraz y confiable.