La inteligencia artificial aplicada al sector de la alimentación
Desde hace unos meses, se viene hablando mucho en los medios de comunicación sobre las inteligencias artificiales, y cómo pueden cambiar de presente y de futuro nuestra sociedad, nuestras formas de vida, nuestros trabajos… Cambiando la sociedad. Estas nuevas tecnologías que parecen algo muy nuevo en realidad llevan más tiempo del que parece entre nosotros, aunque de una manera más fragmentaria.
Llevamos años rodeados de algoritmos que piensan por nosotros, que toman decisiones, que nos proponen ideas, productos o contenidos, etc. También de sistemas que recopilan nuestros datos y rastros en muchos ámbitos. No necesariamente datos personales, eso ya está pasando a un segundo plano, sino datos del día a día, sobre preferencias, gustos, desplazamientos, lugares que visitamos, productos que compramos o miramos, cosas que buscamos en red, tiempo que usamos pantallas, etc. Y sobre ellos, se crean perfiles, servicios, productos, campañas publicitarias específicas, etc. Sin embargo, parece que los desarrolladores de inteligencias artificiales han conseguido ir más allá e integrar esos algoritmos fragmentarios, con objetivos concretos en algo más complejo capaz de recopilar y analizar datos de modo más amplio e integral, e incluso con capacidad para aprender y un cierto grado de creatividad basada en las creaciones ya existentes. Este tipo de herramientas está abriéndose camino para diversas utilidades, en prácticamente todos los ámbitos. En la alimentación, también, pero ¿cómo se están usando las inteligencias artificiales en la alimentación?
Las inteligencias artificiales en alimentación
Lo cierto es que la inteligencia artificial (IA) está experimentando un importante crecimiento en el sector de la alimentación en España. La IA se está utilizando en diversas fases de la cadena de suministro, desde la producción hasta la venta al por menor, con el fin de mejorar la calidad de los alimentos, aumentar la eficiencia y reducir los costos.
Una de las áreas en las que la IA se está utilizando más es en la producción agrícola. El análisis de datos obtenidos de sensores en los campos permite a los agricultores monitorear las condiciones de los cultivos y tomar decisiones informadas sobre el momento adecuado para plantar, la cantidad de riego necesaria y la gestión de plagas y enfermedades. La IA también se está utilizando para la identificación temprana de patógenos y enfermedades que puedan afectar a los cultivos, lo que permite a los agricultores tomar medidas preventivas para evitar la propagación de enfermedades y reducir el uso de pesticidas.
Las IA también se están usando para mejorar la calidad y la seguridad alimentaria. Los algoritmos de aprendizaje automático permiten identificar y clasificar los alimentos de manera más precisa para garantizar su calidad y evitar fraudes en la producción y distribución de alimentos. También se está utilizando en la detección temprana de microorganismos tóxicos en los alimentos, lo que permite una respuesta más rápida para reducir los riesgos para la salud pública.
Otro campo donde la IA está desempeñando un papel importante es en el diseño de nuevos alimentos y bebidas. Los algoritmos de IA pueden analizar grandes cantidades de datos sobre las preferencias de las personas consumidoras, la composición de nutrientes y características sensoriales, con el fin de crear productos innovadores y personalizados a las necesidades del mercado.
Por último, la IA también se está utilizando para mejorar la experiencia del cliente en la venta al por menor de alimentos y bebidas. Los algoritmos de IA se utilizan para analizar las preferencias de los clientes y ofrecer productos personalizados y ofertas basadas en los datos de compra anteriores. También se están utilizando chatbots y asistentes virtuales para ayudar a los clientes a tomar decisiones de compra informadas y responder preguntas sobre productos y sus componentes.
En general, la IA está teniendo un impacto significativo en la industria alimentaria en España, y se espera que siga creciendo en los próximos años. La utilización de la IA en la producción y distribución de alimentos puede mejorar la seguridad alimentaria, reducir costes y mejorar la calidad de los productos, lo que beneficia tanto a los consumidores como a los productores. La innovación y la tecnología son clave para impulsar el sector alimentario hacia un futuro más sostenible e innovador.
Las IA también se están usando en otros eslabones de la cadena agroalimentaria, para cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, el postconsumo a la hora de reciclar, en las plantas de procesado de residuos, y los propios consumidores en sus terminales también disponen de ayudas basadas en IA que les puede facilitar la compra, la información sobre productos, etc.
En este último caso, el de los consumidores, confluyen los intereses de toda la cadena de consumo de alimentos y la de postconsumo y procesado de residuos. Es por ello, que cualquier herramienta que se le facilite a un consumidor, puede suponer un arma de doble filo.
Los riesgos asociados al uso de la inteligencia artificial
Existen varios riesgos asociados al uso de la inteligencia artificial para los consumidores de alimentos. Algunos de estos riesgos incluyen:
– Riesgos de privacidad y seguridad: con el uso cada vez mayor de la IA en la industria alimentaria, existe el riesgo de que la información personal de los clientes se vea comprometida. Esto podría suceder a través de ataques cibernéticos, filtraciones de datos o acceso no autorizado a los datos recopilados por los sistemas de IA.
– Falta de transparencia: los sistemas de IA a menudo son complejos y difíciles de entender, lo que puede dificultar que los consumidores sepan cómo los sistemas están haciendo recomendaciones o decisiones sobre sus elecciones de alimentos.
– Sesgo en los algoritmos de IA: existe el riesgo de que los sistemas de IA estén sesgados hacia ciertos tipos de alimentos o productos, o hacia ciertos datos demográficos, lo que podría conducir a resultados injustos o discriminatorios.
– Exceso de confianza en las recomendaciones de la IA: si los consumidores confían demasiado en las recomendaciones de la IA para sus elecciones de alimentos, es posible que se pierdan la posibilidad de probar nuevos alimentos o de tomar sus propias decisiones en función de sus gustos y preferencias personales.
– Riesgos para la salud: es posible que los sistemas de IA no siempre tengan información precisa sobre el estado de salud o las necesidades dietéticas de una persona determinada, lo que podría conducir a recomendaciones que no son adecuadas para las condiciones de salud específicas de esa persona.
Para mitigar estos riesgos, es importante que las empresas de alimentos y los reguladores se aseguren de que los sistemas de IA sean transparentes, seguros e imparciales. Además, se debe educar a los consumidores sobre las limitaciones de los sistemas de IA y alentarlos sin condicionantes interesados a tomar sus propias decisiones en función de sus gustos y preferencias personales.